La importancia del sueño en los primeros meses de vida del bebé
Bienvenidos a todos a esta masterclass organizada por "Mi bebé y yo" donde hablaremos sobre el sueño de los bebés, desde recién nacidos hasta el primer año de vida. En esta guía completa, encontrarás toda la información necesaria para entender y cuidar el sueño de tu pequeño.
Presentación
¡Hola a todos! Mi nombre es Emma y soy fundadora de "Matrona", además de ser asesora de sueño infantil certificada y especialista en lactancia. Puedes encontrarme en mi página web matrona.com o en redes sociales como @matronacoach en Instagram y Facebook.
Contenido
En esta masterclass, repasaremos los cambios del sueño a lo largo del primer año de vida, ya que durante esta etapa se producen grandes avances madurativos y neurológicos en los bebés. Hablaremos sobre qué es normal, qué situaciones deben alertarnos y ofreceremos consejos y herramientas para sobrellevar las noches.
Importancia del sueñoEl sueño es una necesidad básica, igual que la alimentación. Aunque a veces no le damos la misma importancia, lo cierto es que la falta de sueño puede tener importantes repercusiones a nivel cognitivo y emocional, tanto a corto como a largo plazo. Por ello, es fundamental evaluar y entender cómo duerme nuestro bebé.
¿Qué es normal?Es importante tener expectativas realistas sobre el sueño de los bebés. Aunque no duermen como los adultos, si el bebé no está durmiendo bien, debemos evaluar la cantidad y calidad del sueño. Si no estamos seguros, es recomendable consultar a profesionales de la salud.
Efectos negativos de la falta de sueño en niños
La falta de sueño en los niños puede tener efectos negativos tanto a nivel neurológico como emocional. Los niños que duermen poco o de forma irregular suelen presentar mal humor, berrinches y agresividad. Este comportamiento se relaciona con la hiperactividad y el déficit de atención. No dormir lo suficiente no causará un trastorno de déficit de atención, pero puede empeorar los síntomas en niños que ya lo padecen.
Además, los niños con falta de sueño muestran mayor impulsividad, depresión y ansiedad, y tienen un peor funcionamiento cognitivo. Esto se manifiesta en peores calificaciones escolares y dificultades en el lenguaje. Por otro lado, en términos de salud, durante el sueño se reparan los tejidos y se fortalece el sistema inmune. Por lo tanto, los niños que no duermen lo suficiente son más propensos a enfermedades como catarros y gastroenteritis.
También durante el sueño se consolida el aprendizaje que se ha adquirido durante el día, lo cual favorece la memoria a largo y corto plazo. Por eso, es común que los niños repasen antes de dormir. Asimismo, durante el sueño se sintetizan hormonas como la hormona de crecimiento, que favorece el crecimiento y la renovación celular. La falta de sueño puede afectar tanto el crecimiento como aumentar la probabilidad de desarrollar colesterol y triglicéridos altos.
Otras hormonas como la leptina y la grelina, encargadas de regular la saciedad y el apetito respectivamente, también se ven afectadas por la falta de sueño. Esto puede explicar por qué, después de una mala noche de sueño, podemos experimentar falta de apetito o un apetito voraz por alimentos poco saludables.
En los adultos, la falta de sueño puede tener impactos negativos en la atención, la memoria y el humor. Además, puede afectar nuestra paciencia, empatía y relaciones sociales, tanto en el ámbito familiar como en el personal. La falta de descanso crónica puede generar conflictos y dificultades para solucionarlos.
En resumen
La falta de sueño en los niños y los adultos tiene consecuencias perjudiciales para la salud y el bienestar. Es importante fomentar hábitos de sueño adecuados y ofrecer un ambiente propicio para descansar adecuadamente. El sueño es esencial para el desarrollo físico y mental, y su falta puede afectar diversas áreas de nuestra vida.
Beneficios del sueño para toda la familia
No podemos negar que el cansancio y la falta de tiempo pueden afectar nuestra relación con nuestro bebé. Cuando estamos agotados, es difícil tener la energía y las ganas de jugar o solucionar conflictos. Es por eso que trabajar en el sueño del bebé puede traer beneficios para toda la familia, especialmente para el bebé y los niños.
¿Cómo funcionan los ciclos de sueño?
A partir de los 4 meses, los bebés tienen ciclos de sueño de cinco fases, al igual que los adultos. La única diferencia es que los ciclos de sueño de los bebés son más cortos, aproximadamente entre 45 y 55 minutos. Es importante saber que al final de cada ciclo de sueño, tanto en adultos como en niños, hay un despertar. Este despertar es una forma de asegurarnos de que el ambiente sigue siendo seguro para continuar durmiendo.
La importancia de las condiciones de sueño
Si las condiciones en las que el bebé se durmió y se está despertando son muy diferentes, es normal que reclame nuestra presencia para sentirse seguro y poder volver a conciliar el sueño. Es como si tú te acostaras en tu cama junto a tu pareja, abrazados y en una posición cómoda, pero luego te despertaras solo en el suelo del salón y con frío. En ese caso, tu cuerpo te enviaría una señal de que algo no está siendo seguro y despertarías conscientemente.
El sueño y las hormonas
El sueño también tiene un impacto a nivel hormonal. Detalles sobre esto son demasiados extensos para mencionarlos aquí, pero cabe mencionar que el sueño afecta la producción de hormonas en nuestro cuerpo. Este es solo un vistazo a cómo funciona el sueño y por qué es tan importante para el bienestar de nuestro bebé y de toda la familia.
El sueño y las hormonas
Pero principalmente, el sueño se guía por dos hormonas de las que vamos a hablar bastante: la melatonina y el cortisol.
La melatonina es la hormona que induce al sueño.
El cortisol es la hormona que nos mantiene despiertos.
La melatonina se guía mucho por la luz solar y empieza a subir, alcanzando su pico máximo, cuando empieza a atardecer, generalmente alrededor de las 8 o 9 de la noche, dependiendo del momento del año y de la hora en que anochezca.
Por otro lado, el cortisol, la hormona que nos mantiene despiertos, empieza a subir cuando empieza a amanecer, usualmente a partir de las 5 de la mañana.
Además de la melatonina y el cortisol, hay otras hormonas que también afectan al sueño, como la adrenalina, que dificulta el sueño al aumentar la energía, y la serotonina, que se libera durante la mañana por una exposición importante a la luz solar y unas horas después se traduce en melatonina también.
¿Qué pasa con los recién nacidos?
Los recién nacidos, hasta los cuatro meses, solo tienen dos fases del sueño: sueño profundo y sueño en fase R.E.M.
Antes de esos meses, los bebés no generan melatonina. Sin embargo, los bebés que están con lactancia materna pueden recibir esta hormona a través de la leche materna, que se libera durante las horas de la noche gracias a la mamá.
Algunos datos sobre el sueño de los recién nacidos: La media de horas que duerme un recién nacido puede estar entre 14 y 18 horas, aunque también puede ser normal que duerma entre 11 y 12 horas, o incluso hasta 19 horas. Sin embargo, si un bebé duerme menos de 11 horas, es importante evaluar si tiene algún problema que le está dificultando el sueño.
El sueño de los recién nacidos
Una de las características principales de los recién nacidos es que no diferencian entre el día y la noche en cuanto al sueño. Es normal que duerman más durante el día que durante la noche. Esto se debe a los momentos de actividad que tenían en el útero. Cuando la mamá descansa, el bebé aprovecha para moverse más. Esto explica por qué muchos bebés suelen estar más activos después de la cena.
Es normal que los recién nacidos tengan muchos despertares durante la noche para comer. Tienen un estómago pequeño y necesitan comer a poquitos muchas veces al día. Además, la lactancia materna se estimula mucho durante la noche, especialmente durante el primer mes. Por lo tanto, es normal que se despierten varias veces durante la noche para comer.
Las siestas de los recién nacidos no son regulares en número, horario ni duración. Pueden durar desde 20 minutos hasta 2 horas. Entre una siesta y otra, se considera el tiempo que el bebé está despierto como la "ventana de sueño". Durante esta etapa, las ventanas de sueño suelen estar entre 45 y 60 minutos. Es normal que el bebé esté despierto durante este tiempo y luego necesite una nueva siesta.
¿Qué podemos hacer?
Si creemos que nuestro bebé está durmiendo poco, lo primero es descartar cualquier causa física que pueda estar dificultando su sueño. Puede ser una causa digestiva, como reflujo, cólicos o estreñimiento, o incluso una alergia o intolerancia. Es importante tener en cuenta el número de pañales sucios, el peso, el humor del bebé, entre otros factores para determinar si hay algún problema físico.
En esta etapa, es crucial crear un vínculo y un apego seguro con el bebé. Esto se logra a través del contacto piel con piel y estableciendo la lactancia materna a demanda. Ambos deben funcionar correctamente para que el sueño sea adecuado para ambos.
Identificando los diferentes tipos de llanto
Es importante comenzar a familiarizarse con los diferentes tipos de llanto que puede tener un bebé. Algunos llantos pueden indicar hambre, mientras que otros pueden señalar que algo le está causando incomodidad o dolor. Este conocimiento se adquiere poco a poco, tanto por parte de los padres hacia el bebé como del bebé hacia los padres.
Es fundamental intentar respetar las señales de sueño del bebé. Si no se observan señales claras de sueño, aproximadamente una hora después de estar despierto es posible que esté cansado y necesite una nueva siesta.
Recuperándose como mamá
No solo es importante que el bebé se encuentre bien, también es necesario que la madre se recupere tanto física como emocionalmente. A veces, el bebé llora porque siente lo que la madre no puede expresar. Por ello, es fundamental que tanto la madre como el bebé estén bien atendidos y cuidados.
Recordemos que la ayuda de una matrona es valiosa en estas situaciones, para evaluar tanto el bienestar físico como emocional de la madre y el bebé.
Consejos para esta etapa
Para establecer rutinas de sueño diurnas y nocturnas, se recomienda diferenciar claramente el día de la noche. Durante el día, es importante que el bebé esté expuesto a luz, ruido y actividades normales de la casa. Por la noche, se debe procurar un ambiente tranquilo, oscuro y silencioso para facilitar el descanso.
Es conveniente estimular al bebé de forma suave durante sus momentos de vigilia. Colocarlo boca abajo sobre una superficie o sobre el regazo de los padres puede ayudar a estimularlo y cansarlo. Además, esta posición favorece el alivio de molestias abdominales y gases.
El balanceo como técnica para dormir
Uno de los métodos utilizados para ayudar a los recién nacidos a conciliar el sueño es el balanceo. El balanceo imita los movimientos que los bebés experimentaban en el vientre materno, proporcionándoles calma y tranquilidad. Una técnica común es sostener al bebé sobre el antebrazo, con su barriguita apoyada y sus manitas y pies colgando, balanceándolo suavemente.
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Técnicas para ayudar al bebé a dormir
Existen diferentes técnicas que pueden ayudar a los bebés a dormir tranquila y cómodamente. Una de ellas es utilizar un sonido suave y repetitivo, como el canto o el ruido blanco. Estos sonidos les resultan familiares, ya que durante el embarazo estaban expuestos a ruidos similares, como el latido del corazón o el flujo de la sangre. Otra técnica es la succión, ya sea mediante el pecho de la madre o con un chupete. La succión puede ayudar a calmar al bebé y a conciliar el sueño. El arrullo, que consiste en envolver al bebé con una mantita suave, también puede ser efectivo, especialmente si el bebé se sobresalta fácilmente al acostarse.
Importancia de las rutinas
Si bien es difícil establecer rutinas y horarios fijos con un bebé, estas son importantes a medida que el bebé crece. A partir de los 4 meses, el bebé comienza a desarrollar ciclos de sueño más regulares, con períodos de 5 a 6 horas. A medida que van pasando los meses, estos ciclos se vuelven más constantes y el bebé comienza a producir melatonina, la hormona del sueño. Además, empiezan a desarrollar ritmos circadianos, lo que también contribuye a establecer una rutina de sueño más estable.
Algunas técnicas para ayudar al bebé a dormir incluyen:
- Utilizar sonidos suaves y repetitivos, como el canto o el ruido blanco.
- Fomentar la succión, ya sea mediante la lactancia materna o el uso de un chupete.
- Envolver al bebé suavemente con una mantita para proporcionarle seguridad.
- Establecer rutinas de sueño consistentes a medida que el bebé crece.
Importancia del sueño en los bebés
El sueño en los bebés es fundamental para su desarrollo y crecimiento. A medida que van creciendo, las necesidades de sueño van disminuyendo un poco, aunque siguen siendo entre 12 y 16 horas al día.
Es importante saber que las ventanas de sueño, es decir, el tiempo ideal que pueden estar despiertos, se alargan entre una y dos horas. Aunque se prioriza un poco más el sueño nocturno, el sueño diurno también es importante, entre 4 y 6 horas.
Siempre que hay una evolución en algo madurativo, puede haber una regresión en el sueño. Esto se manifiesta con más despertares o dificultad a la hora de conciliar el sueño. En este caso, puede ser debido a la salida de los dientes en algunos bebés, lo cual dificulta aún más el descanso.
Técnicas para mejorar el sueño a partir de los cuatro meses
A partir de los cuatro meses, podemos utilizar algunas técnicas para mejorar el sueño de los bebés. Una de ellas es realizar las siestas en un ambiente oscuro, ya que esto suele ser más reparador. También es importante identificar las señales de sueño y poner al bebé a dormir cuando esté dando esas señales tempranas.
El sobre cansancio es nuestro gran enemigo en el sueño de los bebés. Por eso, es fundamental establecer una rutina pre sueño, como un baño, un masaje, poner el pijama, la última toma y dormir a la misma hora todos los días.
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Es importante empezar a tener un horario fijo para acostarse. No hace falta que sea estrictamente todos los días a las ocho y media, pero sí en torno a esa hora todos los días, más o menos igual. Podemos, poco a poco, empezar a sustituir unas muletillas o unos apoyos del sueño por otros. Por ejemplo, si el bebé siempre necesita dormirse en el carrito con movimiento, podemos intentar dormirle en brazos y sin movimiento.
Es verdad que todavía no tienen capacidad de dormirse de manera independiente por completo, pero sí que es positivo empezar a no tener una única forma estricta de dormirse. A partir de los 6 meses, empieza a madurar la capacidad de conciliar el sueño de forma independiente. Normalmente suele hacerlo a los seis meses, pero hay que darle un poquito más de tiempo y esperar a los siete o seis y medio.
En este momento, podemos comenzar poco a poco a que concilie el sueño de forma independiente, con la idea de que en los micro despertares que va a tener en todos esos cambios de ciclo de sueño, ese micro despertar se haga inconsciente y enlace. Ahí ya realmente podemos empezar a tener períodos de sueño más largos. El secreto de esto son los horarios y el número de siestas y la duración de estas. Se consolidan y ahí sí que podemos tener, claramente, una rutina establecida.
Cobran especial importancia las rutinas y el ritual de la noche. Es un momento en el que hay una duración a muchos otros niveles: a nivel motor, a nivel de alimentación. El bebé adquiere la capacidad de sentarse solo e iniciar la alimentación complementaria. Es un momento en el que suelen salir dientes, si todavía no han empezado a salir. Además, suele coincidir con un tema emocional, porque suele ser una época en la que el bebé está experimentando muchos cambios.
La importancia de la lactancia materna en el vínculo madre-bebé
La mamá ya se tiene que incorporar a trabajar si está dando el pecho, pues se alejan de él su fuente principal de alimentación y su fuente principal de seguridad y de vínculo. No hay apego seguro que es tan importante para el bebé como la presencia de la mamá.
Los efectos de la falta de apego en el bebé
Como expertos en cuidado infantil, sabemos que la falta de apego seguro puede generar una regresión en el desarrollo del bebé. Además, puede ser que el sueño del bebé empeore, volviendo a presentar dificultades para dormir. Esto es otro punto importante a considerar en cuanto a las técnicas que se emplean en el cuidado del bebé.